Estamos en unos momentos cruciales para dar un sprint hacia la transformación a la sostenibilidad de todos los sectores y también, el sector textil-moda. Y esto ocurre porque los gobiernos han empezado a intervenir y legislar en temas clave. En los últimos meses, gobiernos y autoridades en muchos lugares del mundo han empezado a hacer obligatorio el reporte de las emisiones de CO2 de las empresas (muchas peleando por evitar tener que reportar las emisiones de Alcance 3), legislaciones contra la utilización de PFAs en textil y limitaciones arancelarias en la importación de textiles provenientes de Uyghur.
Muchas de estas leyes y obligaciones son peleadas por algunos grupos empresariales y hemos visto declaraciones como la del CEO de Black Rock y de la Business Roundtable en contra de la legislación de la SEC por considerar que «una serie de disposiciones clave en la Propuesta, tal como está redactada, son impracticables e impondrían requisitos que no podrían cumplirse en la forma y el plazo propuestos, y es posible que no resulten en información útil para la toma de decisiones para los inversores. Entre otras preocupaciones, la Propuesta requeriría que los registrantes produzcan cantidades abrumadoras de información que no sería comparable, confiable o significativa, y mucho menos material, para los inversionistas.»
En el ámbito de la moda, una de las propuestas más interesantes (y también controvertida) es la propuesta de ley que está en discusión en el gobierno de la ciudad de Nueva York y que tiene el potencial de afectar a una gran porción de las marcas de moda y sus cadenas de producción.
¿Qué es la Fashion ACT?
La Fashion Sustainability and Social Accountability Act o, como se la conoce comunmente, la Fashion Act, es un proyecto de ley que, de aprobarse, convertiría a Nueva York en el primer estado del país en aprobar una legislación que responsabilice a las marcas por sus impactos ambientales y sociales en sus cadenas de valor y en el entorno.
La propuesta fue promocionada por la senadora estatal Alessandra Biaggi y la asambleísta Anna R. Kelles, y respaldado por una poderosa coalición de organizaciones sin fines de lucro enfocadas en la moda y la sustentabilidad, incluido New Standard Institute, Natural Resources Defense Council y New York City Environmental Justice Alliance, así como la diseñadora Stella McCartney.
¿Cuáles son las provisiones de la New York Fashion Act?
Tal y cómo está redactada ahora, la ley se aplicaría a las empresas globales de indumentaria y calzado con más de $100 millones en ingresos, que hacen negocios en Nueva York.
Eso es prácticamente todos los grandes nombres de la moda multinacional, que van desde el extremo más alto (LVMH, Prada, Armani) hasta gigantes de la moda rápida como Shein y Boohoo. Y esto significa que aplicará a las cadenas de producción de estas marcas. Es por ello que productores de todo el mundo deben estar muy atentos a las exigencias de esta ley.
Específicamente, si se aprueba, la ley requeriría que estas empresas:
- Mapeo de la cadena de suministro: la ley requeriría que las empresas de moda, incluidos los fabricantes y minoristas de moda, como se define en el proyecto de ley, mapeen (es decir, enumeren y rastreen) un mínimo del 50% de su cadena de suministro, desde la granja hasta la tienda. En teoría, esto abarca a todos los proveedores de materias primas y materiales utilizados para los productos terminados. Sin embargo, el proyecto de ley no especifica qué 50% de la cadena de suministro está sujeto a divulgación, pero insta a las empresas a utilizar «esfuerzos de buena fe» para centrarse en «los proveedores y las cadenas de suministro asociadas relevantes para el riesgo priorizado». La empresa debe entonces divulgar los nombres de los proveedores priorizados.
- Divulgación de debida diligencia: todas las empresas sujetas estarían obligadas a publicar un «informe de sostenibilidad social y ambiental» anual que debe abordar las políticas, los procesos y las actividades de debida diligencia ambiental y social realizados para identificar, prevenir, mitigar y dar cuenta de los posibles riesgos ambientales y sociales.
- Divulgación de impactos: las empresas también estarían obligadas a divulgar los impactos ambientales y sociales negativos reales y potenciales, que deben incluir, entre otras cosas, informes de gases de efecto invernadero y referencia cuantitativa y objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (de acuerdo con los Acuerdos Climáticos de París), e impactos en la gestión del agua y los productos químicos; volúmenes de producción de material y volumen de producción reemplazada con materiales reciclados en comparación con los objetivos de crecimiento.
- Objetivos de reducción de impacto: las empresas deben establecer objetivos anuales para reducir su impacto ambiental adverso. Específicamente, deben establecer y cumplir Objetivos basados en la ciencia para sus emisiones de gases de efecto invernadero.
- Volúmenes de producción: las empresas deberán publicar sus volúmenes de producción de materiales para revelar, por ejemplo, cuánto algodón, cuero o poliéster venden. También deberán asegurar que esta información está disponible en línea.
Las empresas tendrían 12 meses para cumplir con la directiva de mapeo y 18 meses para sus divulgaciones de impacto y, si se determina que violan la ley, serían multadas con hasta el 2% de sus ingresos anuales.
Esas multas irían a un nuevo Fondo Comunitario administrado por el Departamento de Conservación Ambiental y se utilizarían para proyectos de justicia ambiental. El fiscal general de Nueva York también publicaría una lista anual de las empresas que no cumplen.
Además de las organizaciones promotoras de la ley y muchas otras que han sumado su apoyo, celebridades como Rosario Dawson, Jane Fonda, Leonardo DiCaprio, Cameron Diaz y más se han comprometido a apoyar la Ley.
Las críticas a la New York Fashion Act
Las críticas no se han hecho esperar.
El 14 de enero de 2022, ReMake, con el apoyo de otras 19 organizaciones de defensa de los derechos humanos y la sostenibilidad como son publicó una carta abierta a Biaggi y Kelles criticando el proyecto de ley como demasiado débil y pidiendo enmiendas.
Otras críticas hacen referencia al foco que tiene la ley en la transparencia y resaltan que transparentar la cadena y los impactos no necesariamente implica mejorarlos. Pero Maxine Bédat, promotora de la ley menciona que “No se trata sólo de los informes. Se trata de establecer y cumplir los objetivos que las empresas van a fijarse”, dice, aunque reconoce que el proyecto de ley lo deja más claro en algunos lugares que en otros. “Tenemos ese lenguaje muy claro dentro del componente de Objetivos Basados en la Ciencia, y estamos buscando enmiendas para aclarar eso [en otras partes del proyecto de ley]”.
La ambigüedad es una preocupación. Por ejemplo, la estipulación de que las marcas mapeen el 50% de sus cadenas de suministro, les permite ser selectivas sobre cuál 50% elegirán mapear. Probablemente la más fácil y la que las haga lucir mejor.
Bédat dice que el requisito del 50% pretende ser una base, no un techo, y que el lenguaje es deliberadamente vago para permitir diferencias en el lugar donde se generan los impactos de cada marca. “Una empresa de artículos de cuero tiene un perfil de riesgo diferente al de una empresa enfocada en artículos de algodón. Este es el tipo de lenguaje que se puede usar para empoderar al fiscal general para que busque los detalles de cada caso”, dice. “La intención del proyecto de ley es obtener informes muy claros y luego cumplir los objetivos basados en esos informes”.
Por otro lado, organizaciones como la CFDA dirigida por Tom Ford y Steven Kolb y la AAFA que no participaron en la elaboración del proyecto de ley criticaron que no se había consultado a importantes organizaciones de la industria para la redacción del proyecto de ley ni tampoco a ninguna empresa del sector.
La Fashion Act es una respuesta a las solicitudes de muchas organizaciones, personas y hasta marcas para establecer un proceso estandarizado de supervisión a la industria.
Es una ley de muy amplio alcance y profundidad. Por un lado, cubre temas que a menudo se pasan por alto (como los volúmenes de producción), o que se abordan de forma aislada (como los objetivos climáticos y los salarios de los trabajadores). desproporcionadamente de los impactos de la contaminación ambiental y el cambio climático.
Por otro, la ley afectaría prácticamente a todas las marcas de moda reconocibles, desde compañías estadounidenses como Gap, Ralph Lauren y Tapestry hasta marcas internacionales en el mercado masivo y de lujo como como Shein y H&M, Prada y LVMH.
A algunos escépticos les gustaría que fuera más allá. Definitivamente todo se puede mejorar pero sí es verdad que puede cambiar la forma en que se comporta la industria.
Si eres una marca o proveedor que puede estar influenciado por esta legislación y quieres prepararte para cumplirla con el máximo de diligencia, reserva 1 hora de consultoría y empecemos a trabajar en tu plan de acción.