Mientras miles de trabajadores salen a las calles de Bangladesh en protesta por el fallo de las negociaciones salariales las grandes marcas miran a otro lado como si el conflicto no estuviera en sus manos de ser resuelto.
La última negociación del salario mínimo fue en 2018 y se fijó en 8.000 taka, que valía 177 dólares en ese momento pero que ahora equivale a 72,29 dólares porque de depreciación de la moneda. Los sindicatos de la industria textil y los grupos de derechos humanos en Bangladesh han estado pidiendo un aumento en el salario mínimo de la industria de BDT8.000 (USD 75) a BDT 23.000 (USD 215) (un 187% de aumento) mientras que los propietarios de las fábricas ofrecieron un salario de 10.400 takas bangladesíes (93,98 dólares).
A pesar que se esperaba que en las siguientes reuniones se llegara a un acuerdo, en la quinta reunión del de la junta salarial del 1 de noviembre de 2023, esto no ocurrió. Los representantes sindicales redujeron su demanda de 23.000 taka (207,85 dólares) a 20.393 taka (184,29 dólares) pero los propietarios de fábricas de ropa han propuesto un nuevo salario mínimo de 10.400 BDT (94 dólares estadounidenses), un aumento de solo el 23%.
Esta oferta ha sido considerada completamente irrazonable por los sindicatos y grupos de derechos de los trabajadores y, en consecuencia, miles de personas que representan a los 4.1 millones de trabajadores de la confección han salido a las calles en Bangladesh y la policía ha tomado (en ocasiones) acciones violentas para sofocar las manifestaciones. Al menos dos manifestantes han perdido la vida en la violencia y decenas han resultado heridos.
El estallido de descontento
Después del fallo en las negociaciones, miles de trabajadores abandonaron sus puestos y causaron destrozos en varias fábricas de Mouchak y Bhograr More, en Gazipur, donde hay más de mil fábricas que producen ropa para marcas como Adidas, H&M y Gap.
“Cada día tomo menos comida. Lucho por asegurar la educación de mis hijos. Tampoco me es posible garantizar un tratamiento inmediato si un miembro de la familia está enfermo”, dijo Jahanara Begum, costurera en una fábrica de ropa en Dhaka, durante una conferencia de prensa celebrada el martes por la organización sin fines de lucro Remake.
Las manifestaciones comenzaron la semana del 23 de octubre de 2023, pero se tornaron violentas el lunes con el parón de decenas de miles de trabajadores en Gazipur, donde se incendió una fábrica de seis plantas, lo que causó la muerte de un trabajador. Al menos un segundo trabajador murió, herido de muerte en los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, falleciendo mientras era trasladado al hospital.
Estas muertes se suman a las del asesinato del representate del sindicato sindicato BGIWF (Federación de Trabajadores de la Confección y la Industria de Bangladesh), que murió apaleado el 25 de junio a las puertas de la fábrica Prince Jacquard Sweater, en el norte de Daca por exigir el pago de 211,000 euros en concepto de salarios atrasados y primas.
Debemos tener algo en cuenta y es que en Bangladesh existe una unidad especial de policía llamada Policía Industrial. Este cuerpo policial tiene el rol de asegurar que se mantienen «relaciones laborales armoniosas» entre propietarios y trabajadores de fábricas de prendas de vestir. Tal y como lo expresó el presidente de la BGMEA Faruque Hassan, en una ocasión, la Policía Industrial ha sido clave en mantener «la ley y el orden y garantizando la seguridad y una atmósfera pacífica en el sector de la confección.» Esto nos da una idea de la situación en la que están los trabajadores en Bangladesh y de las pocas posibilidades de mejoras sustanciales.
Además del fallo en las negociaciones, existen otros motivos que avivan las manifestaciones . El principal de ellos es las tensiones políticas en torno a las próximas elecciones generales del país que ha provocado quemanifestantes antigubernamentales tomen también las calles de Dhaka esta semana para pedir a la primera ministra Sheikh Hasina que ceda su poder a un gobierno neutral que pueda supervisar las elecciones. Los dos conflictos se han mezclado y aúnan sus voces para expresar el descontento que existe en el segundo exportador de prendas de vestir del mundo pero tiene uno de los niveles salariales más bajos de la industria.
¿Qué pasa si la Junta de Salarios establece un salario mínimo inferior a 23.000 taka?
Cualquier salario inferior a 23.000 taka obligará a los trabajadores a trabajar horas extras excesivas, seguir pidiendo préstamos o seguir comprometiendo su nutrición para poder pagar las facturas. También es frecuente que unos ingresos insuficientes obliguen a los trabajadores de la confección a sacar a sus hijos de la escuela y ponerlos a trabajar, perpetuando así el trabajo infantil. El salario de los trabajadores de la industria textil de Bangladesh se ha mantenido igual durante cinco años; no se ha ajustado a la inflación ni al aumento de los costos de los bienes básicos, lo que dificulta que los trabajadores se mantengan a sí mismos y a sus dependientes año tras año.
La situación de los productores
Y si bien existe un consenso general de que los 4,1 millones de personas que trabajan para el segundo mayor exportador de ropa del mundo después de China no pueden permitirse el lujo de vivir con sus míseros salarios. Los propietarios de las fábricas sienten también las fuertes presiones de la disminución de los pedidos, el disparo de los costos por la inflación y las continuas demandas de mejoras en sosteniblidad.
«Los salarios deben aumentarse para que un trabajador pueda vivir bien con su familia, pero los fabricantes también deben poder pagar los salarios y no cerrar las fábricas», dijo el representante de los trabajadores, Sirajul Islam Roni, que estuvo presente en las negociaciones. «Tenemos que considerar la capacidad actual de la industria en medio de la agitación económica mundial».
Los propietarios han estado bajo una enorme presión de aumentos de costos e inversiones en métodos de producción más sostenibles en los últimos años, comprando infraestructura para electricidad solar, mejor tratamiento de efluentes, etc. Los miembros de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa de Bangladesh (BGMEA) afirman que triplicar el salario mínimo para satisfacer las demandas de los trabajadores era prácticamente imposible. La caída de la demanda global ha exacerbado sus dificultades. Ante el aumento de los costos, incluida la escasez de gas y electricidad, los propietarios de fábricas tienen pocas opciones cuando sus gastos aumentan y los compradores no quieren pagar más. Los precios del gas, por ejemplo, aumentaron casi un 180% durante el año pasado para reducir la carga de los subsidios sobre el gobierno. Los costos de las materias primas también aumentaron, ya que el taka de Bangladesh continuó cayendo, habiendo perdido casi un 30% desde enero de 2022.
Si los dueños de los negocios solo pueden ver aumentos de costos y no de un negocio y sus costos siguen aumentando mientras el precio que recibe por su producto principal se mantiene estable, tiene un problema.
En este contexto, ¿parece realista que las fábricas textiles puedan permitirse un aumento del 187% en los salarios de los trabajadores de la confección? ¿Deberían las ONG comprender un poco más la camisa de fuerza en la que se encuentran las fábricas comerciales?
El acuerdo final
Finalmente, el 7 de noviembre vio la luz un acuerdo. Los trabajadores de la confección de Bangladesh obtendrán un aumento del salario mínimo del 56,25% a partir del 1 de diciembre.
Monnujan Sufian, ministro estatal de Trabajo y Empleo, anunció que la junta salarial acordó aumentar el salario mínimo a 12.500 taka (113,12 dólares) después de seis reuniones, frente al mínimo actual de 8.000 taka (72,42 dólares). Eso todavía está muy lejos de los 23.000 taka (208,20 dólares) que los trabajadores y sindicatos pedían originalmente y su propuesta revisada de 20.393 taka (184,58 dólares).
Quedan ahora 5 años por delante antes de volver a sentarse para evaluar la situación.
El rol de las marcas
Mientras tanto, 16 marcas de moda importantes a nivel mundial (y miembros de la American Apparel and Footwear Association) enviaron una carta al gobierno de Bangladesh instando a una “revisión transparente del salario mínimo que involucre a todas las partes interesadas y que no dé lugar a represalias”.
La carta dice: “Las consultas deberían buscar aumentar el salario mínimo a un nivel que corresponda con un nivel salarial y beneficios que sean suficientes para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores y algunos ingresos discrecionales y que tenga en cuenta las presiones inflacionarias. Observamos que el salario neto mensual promedio de los trabajadores de la confección en Bangladesh no se ha ajustado desde 2019, mientras que la inflación ha aumentado significativamente durante ese tiempo”.
La carta continúa: “Reconocemos que las marcas de ropa y los minoristas que se abastecen en Bangladesh tienen un papel que desempeñar para permitir las recomendaciones anteriores. «Estamos comprometidos a implementar prácticas de compra responsables para cumplir ese papel».
Pero… pueden los proveedores confiar en estas declaraciones? Hasta ahora, no hay evidencia de ello.
Las marcas de moda expresan su apoyo a salarios dignos pero no pagarán más por los productos que piden a las fábricas que fabriquen. Ése es el consenso generalizado entre los organizadores sindicales y los investigadores laborales que siguen los acontecimientos en Bangladesh.
“Cuando los propietarios entran en la negociación, lo hacen con pleno conocimiento de que, en muchos casos, las fábricas se verán obligadas a soportar ellas mismas la carga del aumento. Tengo importantes clientes de importantes marcas mundiales que ya me han asegurado que no podrán ofrecer ningún aumento de precios después de que se anuncie el nuevo salario mínimo. Son las mismas personas que firmaron en frío las cartas enviadas a nuestro gobierno”, afirma el director de una fábrica, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias. “Están pidiendo a las fábricas que absorban todo y al mismo tiempo envían cartas a mi gobierno exigiendo que se aumenten los salarios”.
Mostafiz Uddin, propietario de una fábrica en Bangladesh y siempre presente en los foros internacionales de sostenibilidad, ha reclamado varias veces la colaboración de las marcas para apoyara a los proveedores en materia de sostenibilidad. Uno de sus grandes reclamos es el apoyo en las inversiones para transición energética. Las inversiones se cuentan por miles de millones de dólares pero “cuando un proveedor de prendas de vestir invierte millones de dólares en nueva tecnología de tratamiento de efluentes, en tecnología inteligente de ahorro de energía y energía solar, no hay baile ni canción. No hay ruido de relaciones públicas. Y no hay crédito. Como propietarios de fábricas, aceptamos nuestro lugar en las cadenas de suministro. También entendemos que son nuestros clientes en la industria de la moda quienes cuentan la historia de la «cadena de suministro verde» a los consumidores finales.”
Adicionalmente, cabe recordar que, en la renovación de la Carta de la Industria y Naciones Unidas sobre Cambio Climático, firmada en Glasgow en la COP26, las marcas han prometido “colaboraciones estables” con los proveedores para apoyarlos en la transición. Pero también sabemos que las marcas han fallado estrepitosamente en cumplir con cualquiera de los objetivos marcados.
Entonces, ya sea en transición energética o en mejoras salariales, las marcas no están poniendo de su parte. Estamos todos muy cansados ya de las declaraciones grandilocuentes que son telón denso y pesado para no dejar pasar el sonido de las quejas, el mal olor de la contaminación y la pobreza y discriminación estructurales que existen en la cadena.
Ahora són los trabajadores de Bangladesh que ponen en riesgo sus vidas pero, ¿qué más hace falta para que verdaderamente discutamos esta desigualdad sistémica en la industria?
Actualización 15 de noviembre 2023
Basado en el artículo de Sourcing Journal
A 14 días para que la junta salarial reciba respuestas los trabajadores de Bangladesh siguen en las calles y protestan por el derecho a un aumento salarial que les permita sobrevivir. A pesar del anuncio de que el salario se actualizaría a 12,500 taka (113 dólares) a partir del 1 de diciembre, miles de trabajadores siguen saliendo a las calles. A día de hoy ya se contabilizan 4 muertos.
Bogu Gojdź, coordinador de Clean Clothes Campaign, el consorcio de sindicatos y organizaciones laborales sin fines de lucro más grande de la industria de la moda, está luchando para mantenerse al día con el rápido aumento de los incidentes de “creciente represión” contra los manifestantes. «Estamos recibiendo informes de que los servicios de seguridad someten a los dirigentes sindicales a una tremenda presión y una vigilancia constante», afirmó. «Varios trabajadores han muerto luchando por su derecho a un salario digno y, sin embargo, ni una sola marca ha condenado el salario de pobreza propuesto por el gobierno, ni la violencia extrema utilizada contra los trabajadores desesperados».
“Los trabajadores están desesperados por asegurarse un salario de 23.000 takas porque simplemente no pueden sobrevivir con un salario inferior; ¿Por qué si no los trabajadores arriesgarían sus vidas a sabiendas para protestar contra la miserable oferta de la junta salarial?” dijo Thulsi Narayanasamy del Worker Rights Consortium (WRC).
Shelly Heald Han de Fair Labor Association, cuyos miembros incluyen a Adidas, Hugo Boss y Puma menciona que “El salario mínimo anunciado es, según todos los cálculos, insuficiente para que los trabajadores puedan vivir y necesita ser renegociado. Durante este tiempo, pedimos a nuestros miembros que trabajen estrechamente con sus proveedores para garantizar que los trabajadores estén seguros, sigan cobrando y no estén sujetos a violencia ni sanciones legales arbitrarias.»
Algunos gerentes de fábricas han presentado varias docenas de cargos penales contra sus trabajadores por hacer huelga o dañar su propiedad. “Existe un temor extremo de ser arrestados entre los trabajadores, los vecinos y los líderes de las federaciones. La brutalidad policial y política no tiene precedentes”.
El gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina culpa al opositor Partido Nacionalista de Bangladesh, que ha estado pidiendo la renuncia de Hasina antes de las elecciones de enero, de avivar la hostilidad.
Por su lado, Miran Ali, vicepresidente de BGMEA (la patronal del sector) y director general de Bitopi Group y Tarasima Apparels en Dhaka, negó que la situación estuviera empeorando. En una breve nota de voz en WhatsApp a Sourcing Journal, dijo que las cosas ya se estaban “enfriando” y “estarán perfectamente bien” hacia el final de la semana. “La BGMEA celebrará una reunión en nuestras oficinas, acogerá a todas las marcas y tendremos un almuerzo para discutir todo”, dijo.
Faruque Hassan, presidente de la BGMEA dijo que el salario bruto de un trabajador entrante pronto será de un 56% más, por encima de la inflación agregada del 35% desde 2019. Según cálculos del WRC, basado en una inflación del 37% en Bangladesh entre finales de 2018 y finales de 2023, utilizando las cifras del índice de precios al consumidor de fin de período del Fondo Monetario Internacional, el salario actualizado solo cuenta con un aumento real de aproximadamente un 14%.
Hassan dijo que los trabajadores del nivel de 12.500 takas pueden llevarse a casa 17.744 takas (160 dólares) al mes si añaden dos horas extras al día y 21.094 takas (191 dólares) con cuatro horas extras al día, una vez que se incluyen las bonificaciones de asistencia, las bonificaciones de festivales y las vacaciones ganadas. Señaló además que, dado que la ventaja de Bangladesh reside en su fuerza laboral, si el aumento salarial “no se hace de manera pragmática, esto pondrá en duda nuestra competitividad global”.
¿Y las marcas?
Según Narayanasamy, “La condición previa necesaria para un aumento salarial es que las marcas internacionales indiquen que no aceptarán un salario inferior a 23.000 [taka] para los trabajadores de su cadena de suministro y que garanticen públicamente a sus proveedores que aumentarán sus precios lo suficiente para cubrir este aumento». “Las marcas han incumplido rotundamente sus propios compromisos en materia de derechos humanos mientras sus trabajadores son asesinados, aterrorizados y privados de hambre. Tienen el poder y la influencia para cambiar esto, lo único que les falta es la voluntad de hacerlo»
Según el medio, un «puñado» de marcas, incluida H&M, se han comunicado en privado con proveedores para decirles que implementarán aumentos generales en sus precios, ninguna ha dicho pública y explícitamente que pagarán más.
Las acciones que las marcas pueden tomar:
- Revisar los cronogramas de producción y ajustar los plazos de entrega según sea necesario;
- Garantizar que sus departamentos de costos y compras estén listos cuando el nuevo salario mínimo entre en vigor el próximo mes;
- Seguir apoyando públicamente el progreso salarial de los trabajadores en Bangladesh a través del compromiso sindical y la negociación colectiva, independientemente de dónde acabe el salario mínimo.