Con la entrada en vigor de más legislación sobre sostenibilidad y descarbonización en la UE, la industria de la moda podría experimentar un entorno comercial completamente diferente al actual.
Ideas fuerza del artículo:
- El Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM) de la UE tiene como objetivo disuadir las reubicaciones de producción gravando los materiales intensivos en carbono en el punto de importación, lo que indica un cambio hacia estándares de sostenibilidad más universales de una manera que exigirá una transformación más amplia de la industria.
- Los países fuera de la UE enfrentarán sus propios desafíos y un fuerte potencial de tensiones comerciales.
- Los cambios en las relaciones de la cadena de suministro y las prioridades de abastecimiento podrían amenazar la viabilidad de industrias nacionales actualmente esenciales.
En Agosto de 2023, enmedio de una ola regulatoria específica para la industria textil y de la moda, la Comisión Europea adoptó las reglas que rigen la implementación del Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM).
Este mecanismo representa el primer paso hacia un modelo más agresivo de descarbonización como parte de los esfuerzos de la UE para alcanzar la neutralidad climática para 2050. El CBAM se implementa mediante impuestos en el punto de importación, cuyo objetivo es establecer, en un período relativamente corto, un “precio justo” universal para el carbono que trascienda las fronteras geográficas. El objetivo de esta herramienta es disuadir a las empresas de trasladar su producción y abastecimiento a regiones con regulaciones ambientales menos estrictas para eludir los gastos internos relacionados con el carbono (un proceso conocido como fuga de carbono).
Los impuestos fronterizos al carbono (CBT, por sus siglas en inglés) se implementarán gradualmente durante un período de cuatro años, a partir del 1 de octubre de 2023, e inicialmente solo se aplicarán al cemento, hierro, acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno, que son los más sectores intensivos en carbono. Todo esto es para prepararse para el 1 de enero de 2026, cuando la UE comenzará a imponer un precio del carbono a cada envío de estos productos.
El CBAM en la industria de la moda.
Aunque la moda y los textiles aún no están en la lista, no hace falta mucha visión de futuro para ver cómo las mismas políticas (especialmente si, o más probablemente cuando, se adopten en Canadá, Estados Unidos, el Reino Unido y otros mercados) pueden aplicarse a las fugas de carbono en nuestro sector.
El CBAM no solo es el siguiente paso en una marcha constante hacia el cumplimiento regulatorio, sino que será un cambio hacia la descarbonización global y una dinámica de mercado completamente nueva. Descarbonizar la economía mundial –y la cadena de suministro de la moda– supondrá una remodelación radical de lo que significa hacer negocios en el mundo moderno. Este impulso puede comenzar con Europa, pero con el tiempo las lagunas jurídicas en materia de carbono se cerrarán en todas partes, de la misma manera que los puertos ya han comenzado a detener productos que fueron procesados o abastecidos en regiones específicas.
Pero mientras pensamos en las implicaciones para los mercados de importación, son los países proveedores y fabricantes fuera de la UE los que tendrán que ser más reactivos si quieren lograr o continuar la compatibilidad del mercado.
La postura proactiva de la UE en lo que respecta a las regulaciones de sostenibilidad, particularmente en la industria de la moda, es digna de elogio ya que gracias al “Efecto Bruselas”, la UE, de manera unilateral, ha empezado a regular los mercados globales.
El CBAM es un reglamento que tendrá graves efectos dominó en los países en desarrollo, donde se realiza gran parte de la fabricación mundial. Varios de los socios comerciales de la UE (incluidos Brasil, Sudáfrica, China e India) ya han expresado su preocupación por los nuevos requisitos regulatorios que se están imponiendo unilateralmente y que no están en línea con las reglas comerciales multilaterales, diciendo que CBAM es una táctica para amenazar países fuera de la UE a actualizar sus prácticas climáticas, a un ritmo que podría alinearse con la necesidad urgente de cumplir objetivos de reversión de emisiones, pero que no es realista.
Aunque todos aplaudimos el liderazgo europeo, un cambio tan importante tiene el potencial de empeorar las tensiones comerciales internacionales y debilitar los ya delicados fundamentos del marco comercial global, así como afectar sustancialmente las vidas de los seres humanos que trabajan en las cadenas de suministro.
Los expertos aseguran que para poder conseguir esto, es necesario que el CBAM se complemente con la movilización de fondos de los países desarrollados hacia los países en desarrollo.
En cualquier caso, esto supone una llamada de atención para que los productores de textiles y prendas de vestir den prioridad a las mejoras en la eficiencia de las emisiones de carbono, fortalezcan el control de las emisiones y adopten procesos de producción más sostenibles, idealmente sin necesidad de recortar empleos.
Debemos estar preparados para operar en un futuro en el que la responsabilidad sobre las emisiones de carbono no sea sólo una opción, sino que pueda convertirse en la base del comercio mundial.