Con la industria de la moda pregonando sus compromisos de sostenibilidad, las etiquetas que mencionan el uso de “algodón orgánico” son un atractivo para los consumidores dispuestos a pagar más para conseguir prendas que no impacten tan negativamente al entorno y las personas.
Solo hay un problema: gran parte del «algodón orgánico» que llega a los estantes de las tiendas puede no ser orgánico en absoluto. Según un artículo del New York Times, gran parte del crecimiento que ha experimentado la producción de algodón orgánico certificado es falso. Es decir, se vende como orgánico pero no lo es.
Las críticas a las certificaciones y las sanciones contra las certificadoras son eventos comunes pero des del escándalo de trabajo esclavo en los campos de algodón de XinJiang y las constantes críticas a las certificaciones, los problemas ya no se han podido mantener fuera del alcance del ojo público.
Hoy te voy a explicar por qué quizá el algodón orgánico que estás comprando, ya sea de la India o de otros lugares, podría no ser realmente orgánico.
El mercado de certificaciones de algodón orgánico
Según los informes anuales sobre el estado de la industria de Textile Exchange, la producción de algodón orgánico en India se ha más que duplicado en los últimos 4 años. Sin embargo, los expertos alertan que este volumen de producción de orgánico no es coherente con la cantidad de semillas orgánicas en circulación en el mercado. Entonces, hay menos algodón orgánico del que se dice que hay.
¿Por qué no hay suficiente producción de algodón orgánico?
Si bien muchos productores están dispuestos a reconducir su producción porque cada vez hay mayor demanda, existen algunas características de la producción orgánica que no se han comunicado suficientemente bien, ni a los productores ni a los compradores.
Por un lado, cultivar sin pesticidas ni fertilizantes de origen fósil produce, en promedio, rendimientos un 28% más bajos que el cultivo de algodón convencional y, por otro lado, las semillas de algodón orgánico producen fibras más cortas y de menor calidad. A esta situación, añádele que, cada vez más, las marcas usan su poder de mercado para negociar el precio del algodón orgánico y ajustarlo al mismo precio que el algodón convencional, o incluso más barato alegando menor calidad.
Entonces, aunque los precios del algodón orgánico aumenten, como ocurrió en 2021, los beneficios no son tan prometedores como se pensaba inicialmente. Es por ello que hay muchos incentivos, y mucha facilidad, para crear un “mercado de certificaciones” completamente desconectado de la producción real.
Además, en comentarios en un artículo, Terry Towsend, ex Director Ejecutivo del Comité Consultivo Internacional del Algodón (ICAC), enfatiza las cifras de rendimiento del algodón orgánico en el informe desafían la lógica. La única conclusión que se puede sacar es que enormes cantidades de algodón convencional se están haciendo pasar por orgánicos.
Towsend resalta que «según Textile Exchange, la producción mundial de algodón orgánico certificado aumentó un 37 %, de 249 153 toneladas en 2019/20 a 342 265 toneladas en 2020/21. En ocho países que representan 307 214 toneladas de la producción de 2020/21 (90 % del total mundial), los rendimientos del algodón orgánico fueron iguales o superiores a los rendimientos generales de cada país. Los agricultores que producen cultivos utilizando métodos orgánicos certificados tienen menos herramientas para mejorar la fertilidad del suelo, proteger los cultivos de plagas, controlar el crecimiento de los cultivos o defoliar antes de la cosecha. (…) Por lo tanto, casi por definición, los rendimientos de la agricultura orgánica serán inferiores a los rendimientos alcanzados por los agricultores convencionales. Si los agricultores pudieran realmente lograr mejores rendimientos utilizando métodos de producción orgánicos, todos lo harían. Los resultados informados por Textile Exchange para 2020/21 no solo son improbables, son literalmente, no en sentido figurado, increíbles. »
El mismo Textile Exchange en su informe alerta que su confianza en las estadísticas reportadas por las agencias de certificación es baja en muchos casos, y que algunas estimaciones tuvieron que ser interpoladas a partir de informes gubernamentales incompletos. A pesar de
¿Cómo es el proceso de certificación del algodón orgánico y dónde ocurre el fraude?
El sistema de certificaciones a nivel global es opaco y con muchas oportunidades para que se cometa fraude. Veamos como funciona.
Tomemos como ejemplo la etiqueta de mayor reputación sobre algodón ecológico: Global Organic Textile Standard, o GOTS.
El proceso inicia en la desmotadora, donde la fibra se separa de la semilla de algodón. Desde este momento y en cada fase de la cadena de suministro del algodón, se emite un certificado que asegura que:
- la hilandería está certificada y no mezcla fibra orgánica con no-orgánica;
- la fábrica de tejeduría no mezcla hilos de algodón orgánico con hilos que no lo son.
- la fábrica de costura no ensambla partes del producto con algodón orgánico con partes que no lo son.
En cada una de estas fases, se requiere de una empresa que verifique y certifique que estos procesos se llevan a cabo correctamente. Las empresas y productores que trabajan honestamente con este material tienen “rutas”. Estas rutas señalizan los almacenes y procesos que están trabajando con orgánico de los que no y se aseguran de mantener las máquinas y las instalaciones bajo un estricto control.
Sin embargo, GOTS ni Textile Exchange realizan las inspecciones ellos mismos, sino que, para verificar que se está trabajando correctamente, utilizan a las oficinas locales de empresas internacionales de inspección, como OneCert, EcoCert y Control Union, que certifican más de cien programas en 70 países.
Aquí es importante hacer un inciso.
Mientras certificaciones como las de Textile Exchange buscan controlar la producción en granja (a través de oficinas locales de certificación, la certificación GOTS inicia desde la hilandería y no certifica que las granjas trabajen bajo sus estándares ni tampoco encarga a ninguna consultora la vigilancia de las mismas. El algodón que entra en el proceso GOTS está certificado por sistemas como USDA y la certificación de orgánico de la Unión Europea.
Estas agencias locales visitan granjas (en el caso de Textile Exchange), prueban semillas para detectar contaminación con OGM e inspeccionan y verifican las instalaciones que procesan, hilan, tejen, tiñen y cosen el vestidos. En un año, realizan una visita planificada (en el caso de las instalaciones) y las certificadoras etiquetan a un producto como orgánico basándose en estos informes anuales.
En estas visitas, las agencias verifican que una instalación sea capaz de seguir el protocolo para mantener separado el algodón orgánico pero no inspeccionan todo el algodón que se mueve diariamente. Hay poco que impida a una instalación vender un montón de algodón convencional como orgánico, y luego cambiar el certificado de transacción de papel para que coincida con un volumen más grande.
Además, los certificadores son pagados por los mismos desmotadores, hilanderos y agricultores a los que deben vigilar,.
Después de estas investigaciones, los certificadores producen un certificado en papel, que se envía a GOTS que, a su vez, envía el papel a los fabricantes y ellos, a las marcas.
Los expertos llaman a este sistema «papel comercial» y dicen que en cada paso, hay poco para evitar que una instalación venda una pila de algodón convencional como orgánico, y luego cambie un certificado de transacción en papel para que coincida con el volumen más grande.
Según Towsend, una vez que el algodón en rama se toma en forma suelta de la granja para ser desmotado, es muy fácil que se mezcle fibra orgánica y no orgánica en los mercados, en la parte trasera de los camiones camino a las desmotadoras, en los patios de almacenamiento en las desmotadoras, y el algodón en rama se puede mezclar a medida que avanza por la desmotadora.
Dado que se pagan sobreprecios por el algodón orgánico, el incentivo siempre es etiquetar el algodón convencional que se ha mezclado con algodón orgánico como orgánico. Así es como se obtienen rendimientos increíblemente altos para la producción de algodón orgánico.
Un sistema global y un problema global
En 2019 la Unión Europea retiró la licencia de certificación orgánica para cinco países de Control Union, una de las empresas certificadoras de algodón orgánico más grandes del mundo.
La Comisión llevó a cabo investigaciones sobre presuntas irregularidades en relación con varios lotes de productos de Kazajistán, Moldavia, Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos que habían sido certificados como ecológicos por Control Union Certifications. Según la Comisión, la empresa no proporcionó respuestas oportunas y concluyentes a las diversas solicitudes de información realizadas; no pudo demostrar la trazabilidad y el estado orgánico de esos productos y la empresa emitió un certificado de inspección para productos que previamente habían sido degradados a convencionales por las autoridades competentes de un Estado miembro debido a residuos de plaguicidas.
En octubre de 2020, a medida que crecía la preocupación por la credibilidad de la certificación del algodón orgánico, GOTS descubrió un fraude de 20,000 toneladas de fibra de algodón orgánico. El fraude creaba certificados de transacciones y sitios web falsos aprobados por el gobierno indio. GOTS prohibió a 11 empresas de su sistema que representaban una sexta parte de la producción total de la India.
A inicios de 2021 Estados Unidos comenzó a bloquear los envíos de algodón de China debido a la evidencia de trabajo forzoso de los uigures en la provincia productora de algodón de Xinjiang. Los precios del algodón orgánico se dispararon de $17 a $3 por kilogramo e incentivó el aumento de la producción, o etiquetado, de algodón orgánico. En el 2021 se registraron 75.000 nuevos productores de algodón orgánico ante la autoridad agrícola de la India.
En noviembre de 2021, la Unión Europea votó por no aceptar más exportaciones orgánicas indias certificadas por las principales empresas responsables del algodón orgánico: Control Union, EcoCert y OneCert. Y en enero de 2022, la agencia internacional que brinda acreditación a las agencias de inspección orgánica, IOAS, retiró la capacidad de OneCert para inspeccionar y certificar procesadores de algodón para estas etiquetas.
Finalmente, en abril de 2022 Control Union escribió formalmente a sus clientes en India para decirles que se retirará temporalmente de la certificación de algodón orgánico.
Los investigadores de The New York Times visitaron decenas de agricultores y, según el medio, pocos cultivaban algodón orgánico o sabían dónde encontrarlo.
¿Esto quiere decir que nadie hace algodón orgánico? No, y esto es un problema para el sistema en sí. Muchas ONG temen que la exposición de estos fraudes extienda su efecto a los pequeños grupos de agricultores que están cultivando correctamente.
En este punto, se hace difícil saber cómo asegurarnos de que el algodón orgánico que compras sea realmente orgánico. Muchos proponen que las marcas inviertan directamente en los agricultores a través de organizaciones confiables antes de que se siembre cualquier semilla.
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