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Represión brutal en las protestas de Bangladesh

Publicado el 20 - agosto , 2024

Este artículo busca resumir un poco los acontecimientos ocurridos en Bangladesh entre 2023 y 2024. Estos incluyen manifestaciones pacíficas de trabajadores de la industria textil y de estudiantes que han sido reprimidas duramente por el gobierno y han terminado con demasiados muertos, miles de detenidos y cobertura muy enfocada a resaltar los disturbios y sus consecuencias para el comercio internacional. Lamentablemente no cuento con más información que la que han difundido los medios ya que algunos contactos que tengo en Bangladesh tenían bastante miedo de comunicarse. Hemos buscado aplicaciones más seguras pero no quería comprometer a nadie solo para tener este artículo.

He recopilado información del máximo de fuentes y de diversidad de ellas para poder escribir el articulo. De todas maneras, tanto por el apagón digital como porque no estoy en el terreno, esta información es a todas luces insuficiente y con importantes sesgos.

Empezamos.

Las protestas en Bangladesh, que comenzaron en julio como manifestaciones lideradas por estudiantes contra las normas de contratación del gobierno, culminaron el 5 de agosto con la huida del primer ministro y el anuncio del ejército de que formaría un gobierno provisional liderado por Muhammad Yunnus.

Algunas cifras señalan que más de 400 personas (algunos datos señalan alrededor de 15) han perdido la vida (o han sido asesinadas) y al menos 11,000 personas han sido arrestadas en las protestas de julio y agosto de 2024. Los disturbios también han resultado en el cierre de escuelas, universidades y empresas textileras. Las autoridades reprendieron las protestas todo lo que pudieron impidiendo un toque de queda de disparar en el acto y la cancelación del internet.

Por qué ocurrieron las protestas

Las protestas estudiantiles surgieron como respuesta a la reinstauración de un sistema de cuotas para empleos gubernamentales. Este sistema reserva hasta el 30% de los empleos públicos para familiares de veteranos de la guerra de independencia de 1971 lo que muchos consideran injusto, ya que beneficia desproporcionadamente a los descendientes de los luchadores de la guerra de liberación en un país donde las posibilidades laborales son extremadamente escasas.

Las protestas comenzaron pacíficamente en julio de 2024, se intensificaron rápidamente después de que el gobierno, liderado por la Primera Ministra Sheikh Hasina, respondió con mano dura, desplegando la policía y, eventualmente, el ejército para sofocar las manifestaciones.

El toque de queda fue anunciado después de que las autoridades dispararan contra los manifestantes y prohibieran todas las reuniones en la capital, Dhaka. A pesar de la represión, los estudiantes continuaron exigiendo la abolición del sistema de cuotas y su reemplazo por un sistema basado en el mérito. Las acciones del gobierno han sido ampliamente criticadas por su falta de visión y por su enfoque autoritario, lo que ha exacerbado las tensiones y ha dejado a Bangladesh en un estado de inestabilidad. Además, el cierre de internet y la restricción de los medios de comunicación han aislado al país del mundo exterior, aumentando la preocupación por posibles violaciones de derechos humanos.

 

Las protestas reflejan un descontento más profundo con la situación política y económica del país, marcado por una alta inflación, pobreza extrema, un mercado laboral pobre para los graduados universitarios y una corrupción generalizada. A medida que la violencia se intensificaba, con más de 130 personas muertas y miles más participando en los enfrentamientos, el gobierno impuso un apagón de internet, un toque de queda y ordenó disparar a los manifestantes.

“El gobierno ha suspendido temporalmente los servicios de internet móvil a la luz de la situación actual en el país”, dijo un portavoz de Robi, el segundo operador de telefonía móvil más grande del país, a Rest of World en un comunicado.

El gobierno niega que quisiera apagar internet por alguna razón específica. Lo cierto es que, desde 2018, Bangladesh ha sido testigo de varios cortes de Internet, sin que ni el gobierno ni los operadores de telecomunicaciones hayan ofrecido ninguna explicación. Este ha venido a caer en este preciso momento….

El uso de tácticas represivas por parte del gobierno, como el apagón de internet y la represión violenta de las protestas, no solo ha deteriorado la situación, sino que también ha aislado a Bangladesh en el escenario internacional, limitando la posibilidad de un diálogo constructivo.

Finalmente, Sheikh Hasina ha renunciado y Mohammad Yunnus, galardonado Premio Nobel de la Paz y fundador del Grameen Bank ha asumido un rol de presidente interino y abriendo una vía de mejora.

El impacto en los trabajadores

Sabemos que Bangladesh es un país reconocido por sus bajos salarios, malas condiciones de trabajo, abusos de los derechos humanos y un creciente malestar social. Este malestar se ha intensificado recientemente y después de las protestas masivas de los trabajadores de la confección que estallaron en octubre de 2023, cuando fracasaron las negociaciones para aumentar el salario mínimo.

Las demandas de los trabajadores y las estudianteiles se han entrelazado mostrando el hartazgo de la población por la situación económica, política y social del país.

En ese momento, los sindicatos de la industria y los grupos de derechos humanos habían pedido un aumento del salario mínimo de 8.000 BDT (aproximadamente 72 dólares) a 23.000 BDT (alrededor de 215 dólares), pero los propietarios de las fábricas ofrecieron solo 10.400 BDT (94 dólares), lo que fue rechazado como completamente inaceptable. Esta oferta provocó protestas en todo el país, donde al menos dos trabajadores perdieron la vida en enfrentamientos violentos.

En estas protestas al menos 35 casos penales han sido presentados contra trabajadores del sector, implicando a más de 161 trabajadores identificados y entre 35,900 y 44,450 trabajadores no identificados. Estos casos, en su mayoría interpuestos por fábricas que producen para grandes marcas globales, sirven como herramienta de intimidación, con la amenaza de despidos y la negación de compensaciones para los trabajadores heridos durante las manifestaciones.

A lo largo de estas protestas, la policía ha empleado fuerza desproporcionada y, en ocasiones, ilegal para dispersar a los manifestantes, incluyendo el uso de balas de goma, gases lacrimógenos y granadas de sonido, resultando en numerosos heridos y al menos cuatro muertos. Los líderes sindicales, como Amzad Hossen Jewel, han sido arrestados y, en muchos casos, se les ha negado la libertad bajo fianza durante semanas. Esta represión ha generado un efecto paralizante en los movimientos sindicales, dificultando la organización y expresión de los trabajadores. A pesar de la gravedad de la situación, ninguna autoridad policial fue responsabilizada por el uso ilegal de la fuerza o por las muertes ocurridas durante las protestas.

Según Mostafiz Uddin, se debe confiar en que los trabajadores recibirán el salario completo sin deducción de salario por los días cerrados. Él cita el ejemplo de su fábrica Denim Expert Limited que ha desembolsado los salarios en agosto y no ha deducido ningún dinero por los días cerrados durante el toque de queda en julio. De manera similar, todas las demás fábricas de ropa también están dando salarios completos a los trabajadores. La BGMEA también dio la directiva a todos sus miembros de no deducir ningún dinero por los días cerrados y dar salarios completos a los trabajadores. Menciona que las transacciones para pagar los salarios se limitaron principalmente a las retiradas de efectivo y solo estuvo vigente durante un día.

Adicionalmente señala que los productores están comprometidos a mantener condiciones de trabajo justas, por lo que no han ampliado el horario de la fábrica ni exigido horas extra a sus trabajadores. “Nos estamos centrando en otras estrategias para gestionar los retrasos”, señala.

Según Uddin, no hubo informes de trabajadores heridos durante las protestas y los trabajadores puedieron llegar al trabajo durante el toque de queda gracias a que tenían pases de toque de queda. No sé qué tan fácil y seguro era transitar por la calle para ir a trabajar a las fábricas debido al contexto.

Finalmente, según Uddin, el ejército garantizaba la seguridad de las fábricas patrullando los centros de producción. Las propias fábricas también tomaron medidas para la seguridad.

El impacto en los productores

Según Mostafiz Uddin, director de Denim Expert Limited, la industria textil de Bangladesh siguió funcionando durante las protestas, con la excepción de los siete días de toque de queda. El toque de queda se aplicó del 19 al 23 de julio, se relajó el 24 de julio y se volvió a imponer el 4 y el 5 de agosto. Tras la caída del gobierno el 5 de agosto, las fábricas reabrieron el 6 de agosto. Es importante aclarar que las fábricas no estuvieron cerradas desde el inicio de las protestas el 2 de julio. Desde el 10 de agosto, el 100 por ciento de las fábricas textiles están abiertas y el 98% de las personas están presentes en las fábricas, según informes de los medios de comunicación.

Munir Mashooqullah, fundador de la empresa de cadenas de suministro de prendas de vestir M5 Groupe, espera demoras de 15 a 25 días en las entregas (una eternidad para los minoristas que se preparan para la temporada de regreso a clases y la Navidad), lo que podría significar más problemas para futuros pedidos, aunque señaló que otros países para abastecerse tienen una capacidad menor que Bangladesh, lo que la hace «difícil de reemplazar». Mostafiz Uddin señala que los retrasos son de 7 a 10 días.

Algunos informes indican que las exportaciones de prendas de vestir de Bangladesh hacia Estados Unidos han experimentado una caída del 11% en el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior. Estos problemas se ven agravados por interrupciones en la producción, la logística y el sistema bancario, que han afectado la capacidad del país para cumplir con los pedidos a tiempo. Según la BGMEA la industria ha estado perdiendo 150 millones de dólares por día en el apogeo de los toques de queda, que mantuvieron cerradas las fábricas durante cinco días. Algunos medios señalan que, como resultado de esta situación, algunos compradores internacionales están desviando sus órdenes a otros países, como India, Camboya y Vietnam, que se perciben como alternativas más estables en el actual entorno incierto.

De hecho, las exportaciones de prendas de vestir de Bangladesh a Estados Unidos, su principal destino, sufrieron una caída interanual del 11%, hasta los 3.400 millones de dólares, en el primer semestre de 2024, según la Oficina de Textiles y Confecciones del Departamento de Comercio de Estados Unidos. La Unión Europea registró una disminución interanual del 5%, hasta los 8.720 millones de euros (9.700 millones de dólares) en exportaciones de prendas de vestir durante el mismo período.

Los ecosistemas de suministro de la moda son sistemas socioeconómicos con uso intensivo de mano de obra y con un fuerte desequilibrio de poder a favor de las marcas. Por ello, cancelar pedidos, suspender pagos o exigir descuentos puede dejar a los proveedores financieramente vulnerables, creando presiones financieras y psicológicas que repercuten en cascada sobre los trabajadores de la confección. El rol de las grandes marcas, con suficiente capacidad financiera para apoyar a sus proveedores, es clave en asegurar que no se empeora la situación para ellos y sus trabajadores.

Liana Foxvog de la organización Workers Right Consortium menciona que “este tipo de represión es lo que se consideraba como ‘estabilidad’ para la industria de la confección: una dependencia del largo brazo del Estado para reprimir los derechos de los trabajadores”, afirmó. “En este momento crucial, si las marcas no pueden declarar públicamente que no impondrán sanciones y que se comprometen a mantener su volumen de pedidos, será una traición atroz a millones de trabajadores de la confección en el momento en que la nación finalmente tiene la oportunidad de hacer la transición a la democracia y a condiciones laborales menos represivas”.

Según Mostafiz Uddin los productores han solicitado extensiones de plazo para gestionar los retrasos y muchos de los compradores han sido comprensivos, no solo concediendo las extensiones, sino que en algunos casos incluso han iniciado la oferta ellos mismos. Adicionalmente no señala que los compradores no hayan pedido descuentos ni tampoco ninguno de sus compradores está considerando trasladar su producción. Tampoco, según Uddin, los compradores están reduciendo las cantidades de sus pedidos debido a la situación actual que consideran transitoria.

Pocas marcas han hablado públicamente sobre cuál fue, o podría ser, su papel en la situación. Entre ellas están Aldi South, Asda, H&M Group, OVS, Puma, PVH Corp., propietario de Calvin Klein y Tommy Hilfiger, y VF Corp., matriz de The North Face. H&M Group, el mayor comprador de ropa de Bangladesh, dijo a Sourcing Journal que no buscaría ningún recorte de precios debido a los retrasos en las circunstancias actuales, aunque está evaluando la situación a diario.

Compradores como Gap Inc., el propietario de Zara, Inditex, Levi Strauss & Co., Puma, el operador de Calvin Klein y Tommy Hilfiger PVH Corp., la matriz de The North Face, VF Corp., Target y Walmart se negaron o no respondieron a las solicitudes de comentarios sobre las penalizaciones por retrasos.

Bestseller, C&A e Ikea sólo confirmaron que no buscarían descuentos o devoluciones de cargos debido a entregas retrasadas o cancelaciones de pedidos existentes. Levi Strauss & Co. dijo que Bangladesh sigue siendo un importante país de abastecimiento y que no ha experimentado interrupciones significativas en el abastecimiento o los envíos «hasta este momento».

Primark también destacó la importancia de la nación del sur de Asia, pero no hizo un compromiso claro sobre los niveles de pedidos, y el propietario de Uniqlo, Fast Retailing, dijo que no cancela pedidos realizados ni cambia las fechas de entrega o pago sin el consentimiento previo de una fábrica.

Otros no respondieron a las solicitudes de comentarios de Sourcing Journal. Entre ellos están Aldi North, The Children’s Place, Cotton On, Gap Inc., Esprit, Kmart Australia, Kohl’s, Lidl, Kontoor Brands, propietario de Wrangler, Mango, Marks & Spencer, Matalan, Next, Target Australia, Target, Tesco, TJX, operador de T.J. Maxx, Tom Tailor, Walmart e Inditex, propietario de Zara, .

Definitivamente la situación afecta y seguirá afectando con más intensidad a fábricas pequeñas y medianas a las que las restricciones afectaron considerablemente. Uddin menciona que pronto estarán funcionando con regularidad.

 

El impacto de las protestas en la BGMEA

La Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association (BGMEA) es una organización gremial que representa los intereses de la industria de la confección en Bangladesh. Fue fundada en 1983 y cuenta con más de 4500 miembros. Debido a que el 85% de las exportaciones de Bangladesh dependen del sector textil, la BGMEA es uno de los organismos comerciales más influyentes del país.

La BGMEA desempeña un papel crucial en la regulación y promoción de la industria de la confección. Se involucra en actividades como la negociación con compradores internacionales, la defensa de políticas de apoyo por parte del gobierno y el trabajo para mejorar las condiciones laborales y los estándares de cumplimiento en la industria. La organización también representa al sector de la confección de Bangladesh en foros internacionales, ayudando a mantener la reputación del país como una fuente confiable de ropa para marcas globales.

Dado el impacto económico significativo de la industria, la BGMEA también ejerce una influencia considerable en la política nacional, especialmente en áreas relacionadas con el comercio, el trabajo y las regulaciones industriales. Esta influencia también ha generado críticas, porque algunos de sus dirigentes tienen vínculos estrechos con partidos políticos, como la Liga Awami (el gobierno represor de las protestas), lo que en ocasiones ha difuminado las líneas entre negocios y política, contribuyendo a acusaciones de corrupción y clientelismo.

La afiliación política, tanto con el gobierno como con otros actores políticos, le ha permitido evitar o suavizar la implementación de reformas que podrían mejorar las condiciones de los trabajadores pero que podrían reducir las ganancias de los propietarios de las fábricas. Por ejemplo, el actual presidente de BGMEA hasta los disturbios era SM Mannan Kochi, director gerente de Seha Design y que fue hasta hace poco secretario general de la rama norte de la ciudad de Dacca de la Liga Awami.

El grupo liderado por el ex vicepresidente Faisal Samad y otros miembros de la organización acusan a Kochi y a la junta directiva de corrupción, manipulación de votos y cronyismo, debido a sus estrechos vínculos con la Liga Awami, el partido político que recientemente colapsó en Bangladesh. Otro ejemplo, es que la BGMEA no ofreció sus condolencias por las más de 400 muertes que han tenido lugar desde que comenzaron las protestas hace unas semanas y tampoco ha ofrecido una orientación suficiente durante las múltiples interrupciones de producción, bancarias y logísticas.

Se espera que Kochi sea gradualmente desplazado de su cargo, con Islam posiblemente asumiendo el liderazgo de manera permanente. Sin embargo, el conflicto interno persiste, con una facción dentro de la BGMEA exigiendo la renuncia de toda la junta directiva y la formación de una junta interina no política para restaurar la confianza en la organización. Esta lucha interna ocurre en un contexto de inestabilidad política más amplia en Bangladesh, lo que añade incertidumbre al futuro liderazgo de la BGMEA.

El derrocamiento del gobierno y la esperanza de una nueva era de decolonización

Los cambios políticos ya se están abriendo paso. Muhammad Yunus, el economista galardonado con el Premio Nobel de la Paz, ha sido juramentado como líder del gobierno interino de Bangladesh, después de la renuncia y huida de la primera ministra Sheikh Hasina a la India tras semanas de protestas violentas. Yunus, de 84 años, asumió el cargo en una ceremonia en el palacio presidencial en Dhaka, donde estuvo acompañado por líderes políticos, civiles y diplomáticos. Su gabinete, compuesto por asesores en lugar de ministros, incluye figuras clave como líderes estudiantiles y defensores de derechos humanos, quienes fueron fundamentales en las protestas que derrocaron a Sheikh Hasina.

El gobierno interino, bajo la dirección de Yunus, tiene como objetivo restaurar la paz y preparar nuevas elecciones en el país. Las protestas que llevaron a la caída de Hasina comenzaron en julio de 2024 debido a un sistema de cuotas en los empleos gubernamentales que favorecía a personas conectadas con su partido, lo que escaló en una revuelta más amplia, resultando en la muerte de más de 300 personas.

En sus primeras declaraciones, Yunus enfatizó la necesidad de unir al país y restaurar el orden, mientras recibe el apoyo de figuras internacionales como el primer ministro indio Narendra Modi y el gobierno de Estados Unidos, quienes expresaron su disposición a trabajar con el nuevo gobierno interino para avanzar en la democracia en Bangladesh.

Ahora, mientras el nuevo gobierno interino toma el mando, la atención se está centrando en la reforma en toda la crítica industria de la indumentaria del país, de 38 mil millones de dólares, así como en el papel de las marcas de moda internacionales en ese cambio.

El cierre de fábricas y la interrupción de la producción no solo ha afectado las exportaciones a corto plazo, sino que también puede haber afectado la posición de Bangladesh (aunque Uddin descarta esta situación) como uno de los principales proveedores mundiales de prendas de vestir, lo que podría llevar a una reestructuración del sector en medio de la crisis política. Lo que sí parece claro por parte de organizaciones de protección laboral es que ahora es es el mejor momento para impulsar una transformación total que durante una transición de liderazgo y mientras las cosas ya están cambiando.

Esto no está exento de dificultades. “Imagínense construir un gobierno completamente nuevo que ha estado arraigado en la corrupción y el colonialismo durante 15 años”, dice Chaumtoli Huq, profesor asociado de derecho en la Facultad de Derecho de CUNY y activista de derechos humanos. “Hay muchos desafíos, pero creo que veremos un mejor clima para los negocios, incluido el sector de la confección”.

Nazma Akter, presidenta de la Sommilito Garments Sramik Federation, un sindicato bangladesí que representa a unos 100.000 trabajadores del sector de la confección, dice que Yunus en el cargo y el creciente impulso para el cambio equivalen a un “renacimiento”. “Somos optimistas porque [el pueblo de Bangladesh] está luchando por la justicia”.

 

La crisis ha expuesto las vulnerabilidades  de la industria del país y ha afectado especialmente a trabajadores y productores. Los trabajadores, ya enfrentando condiciones laborales precarias, se han visto afectados por las protestas y las respuestas gubernamentales, incluyendo la represión violenta y las detenciones masivas. Por su lado, los productores han experimentado interrupciones significativas en la producción y el envío, lo que ha tenido un impacto directo en las cadenas de suministro globales. A pesar de reanudar rápidamente las operaciones tras los toques de queda, las repercusiones a largo plazo sobre la fiabilidad y estabilidad de Bangladesh como centro textil global aún están por verse.

En este contexto, el papel de las marcas internacionales es crucial. Su responsabilidad no se limita a evitar interrupciones en las entregas, sino que también incluye garantizar la justicia y el bienestar en sus cadenas de suministro. Aunque algunas marcas han prometido no reducir los pedidos o presionar a los productores, la transparencia y la acción consistente son esenciales para apoyar verdaderamente a los trabajadores y productores en tiempos de crisis, garantizando prácticas sostenibles y éticas que beneficien a todos los involucrados en la industria. Quedamos pendientes de los reportes de organizaciones no gubernamentales y otros actores para el seguimiento de los compromisos de marcas y productores para con los más vulnerables de todos.

 

Las repercusiones para América Latina

Se habla bastante de qué implicaciones puede tener estos conflictos para América Latina. Si bien es verdad que cualquier «molestia» o interrupción en la cadena de aprovisionamiento, hace que las marcas movilicen recursos hacia otros productores y eso podría generar oportunidades para los países latinoamericanos,  es complicado pensar que las marcas harán cambios tan drásticos (como cambiar de continente) en el corto plazo.  Esto es parte de una estrategia de diversificación del riesgo que ha permitido a América Latina capturar parte de la producción.

Habiendo mencionado el impacto económico, creo  que sería importante tener en cuenta, qué es lo que nos puede pasar en la región si no atacamos el constante malestar social que hay en todos los países. Las industrias deben ser generadoras de valor social y ambiental. Las empresas (y todo el ecosistema empresarial) deben generar modelos de negocio viables que sean positivos para el ambiente y las personas.

Es obvio que sin la colaboración del gobierno, las empresas no podrán solucionar los problemas estructurales pero sí sería esencial que no contribuyeran a crearlos. América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo lo que sugiere que es también una bomba de relojería a punto de estallar.

 

Aquí te dejo fuentes y artículos que han comentado la situación a detalle de estos días y las fuentes consultadas.

Ester Xicota

Soy Ester Xicota y tengo más de 15 años apoyando organizaciones en su transición a la sostenibilidad. Trabajemos juntos para diseñar un plan de transformación a la sostenibilidad y la economía circular que sea rentable para tu empresa y positivo para la sociedad y el medio ambiente.

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